viernes, 25 de marzo de 2016

¿FUERZA? AÉREA


He visto a la ciencia que veneraba
y al avión que amaba
destruir la civilización que debieron haber defendido.
Charles A. Lindbergh
revista Time, 26/05/1967

El no poseer una fuerza aérea adecuada
en el presente estado del mundo
significa poner en peligro los fundamentos
de la libertad nacional y la independencia.
Winston Churchill
14/03/1933

Un terrorista es alguien que tiene una bomba
pero carece de una fuerza aérea.
William Blum


El ministro se inclinó hacia atrás y juntó sus manos apoyando los codos en los apoyabrazos de su sillón. Su rostro revelaba un estado de ánimo de sentimientos varios que oscilaba entre la sorpresa y la preocupación.

— ¿Sólo cuatro, brigadier? ¿Está seguro?

— Lamentablemente lo estoy, señor ministro. Y ni siquiera cuatro iguales. Solo tengo disponibles dos Pampa y dos Pucará.

— ¿Y con eso no podemos escoltar al Avión Imperial Uno?

— Y…, mire señor ministro, como escoltar lo podemos escoltar. Pero si hay algún problema, por mínimo que sea, lo único que vamos a poder hacer es un tremendo papelón.

— Pero ¿por qué es eso?

— Por razones técnicas, señor. No es que nuestros pilotos no sean lo suficientemente buenos como para una operación así. Los ingleses pueden confirmarle que nuestros muchachos están a la altura de cualquiera… y quizás hasta un poquito más arriba. Pero por mejores que sean no pueden sacarle a un avión lo que el avión no puede dar.

— ¿Y nuestros aviones militares no pueden dar lo que da el Imperial Uno que, al fin y al cabo, no es más que un avión comercial modificado?


— No señor. Lamentablemente no pueden. El Imperial Uno es un Boeing 747-200B que da una velocidad máxima de 950 km/h y puede subir hasta los 14.000 metros. Por nuestro lado, el Pucará puede dar 450 km/h de velocidad máxima y llega hasta una altura de 6.000 metros mientras que el máximo de velocidad del Pampa es de 750 km/h y puede subir hasta los 9.000 metros. Si el Imperial Uno le mete el fierro a fondo y trepa al máximo de altura que puede alcanzar, nuestros aviones se quedan mirándolo como se aleja en el horizonte.

— No es lo que uno llamaría una escolta efectiva.

— No señor. No lo sería.

— ¿Está seguro de esos datos?

— No los firmaría en un 100%. Por ejemplo, la verdadera capacidad del Imperial Uno por fuerza tiene que ser un secreto militar. No es nada imposible que pueda ir más rápido y que pueda subir más alto. Y los valores que le di de los nuestros son una especie de promedio de la información pública disponible; – el brigadier guiñó un ojo – pero de todos modos las relaciones son prácticamente ésas. Si el Imperial Uno pone toda la carne en el asador nosotros nos quedamos de espectadores con la opción de sacar algunas fotos. Es lo único que podemos hacer.

— O sea que si, por ejemplo, los del ISIS deciden mandar alguno de sus kamikazes para bajarlo del aire, nuestro papel se limitaría a filmar un video.

— Y… sí. A menos que se les ocurra atacar con helicópteros en cuyo caso los Pucará podrían llegar a ser útiles. Sin embargo, los del ISIS serán suicidas pero no van a ser tan bol…, perdón señor, tan imbéciles como para tratar de atacar al Imperial Uno con helicópteros.

— Entiendo. Lo que pasa es que ahora no sé qué decirle al presidente. Nos va a venir a visitar el Gerente General del Imperio, el morocho ése, y nosotros no tenemos con qué escoltarlo. ¿Qué le digo al presidente? ¿Qué le digo a la avanzada imperial que está esperando nuestra decisión?

— Si me permite una sugerencia, señor, al presidente dígale algo sobre lo de "la pesada herencia recibida" y sobre nuestra fábrica de aviones que, a pesar de un déficit de 1.401 millones de pesos, hace una pila de tiempo no produce nada que pueda volar. 

— ¿Y a nuestros amigos imperiales cómo les explico nuestra situación?

— No les explique nada, señor. La conocen mejor que nosotros. Créame. Dígales que no podemos hacernos cargo de la escolta y listo. No les va a decir nada que no sepan ya.

— ¿Y quién va a escoltar al morocho?

— Ellos mismos, señor. Por lo que yo sé ya tienen previstos y preparados cuatro F-16 para cubrir esa tarea.

El ministro se quedó pensando un rato. Al final, agarrándose la cabeza con ambas manos murmuró:

— Con eso solucionamos un problema solamente para crear otro.

— ¿Y cuál sería ese otro problema?

— Los F-16 son claramente aviones militares y la ley 25.580 establece taxativamente las condiciones en las que se debe producir el ingreso de fuerzas militares al país: en todos los casos es imprescindible el consentimiento de ambas cámaras del Congreso. ¿Se imagina usted el descalabro que armaría la oposición si soltamos un debate sobre este tema en Diputados y Senadores?

— Yo no me preocuparía demasiado por eso, señor. Es más: yo diría que simplemente nos hagamos los bol…, perdón, los tontos. En primer lugar ¿quién aparte de algunos caranchos se va a acordar de la ley 25.580? En segundo lugar, si a alguien se le ocurre hacer un planteo por ese lado, nosotros siempre podemos sacar la carpeta de la fábrica de aviones y el escándalo de corrupción que hay alrededor de esa fábrica. Pienso que, con eso, tapamos un frente. En tercer lugar, creo que los que podrían armar quilom…, perdón, problemas, están más preocupados por la conmemoración del 24 de marzo de 1976 que por fijarse en una minucia como la de cuatro F-16 extranjeros sobre territorio nacional que podrían acabar con toda nuestra Fuerza Aérea en menos de un par de horas. Y en cuarto lugar tendremos un fin de semana largo, es Pascua, una enorme cantidad de gente se fue a hacer miniturismo así que, a los efectos prácticos, la casa está en orden. 

Aviones F-16 de la Fuerza Aérea Chilena
— Mientras a nuestros vecinos del otro lado del río color de león no se les ocurra mandarnos una dotación de bomberos armados con escopetas…

— Sería todo un problema. Pero peor sería que los del otro lado de la cordillera nos visitaran con los 46 cazas F16 que ellos tienen.

— No mencione la soga en la casa del ahorcado, brigadier.

— A veces hay que hacerlo, señor. El mayor problema de este país no está en las cosas que pasan, el mayor problema está en que a nadie le importa.


viernes, 18 de marzo de 2016

¿Y SI IMITAMOS A SINGAPUR?

Comencé creyendo que todos los hombres eran iguales.
Ahora sé que eso es lo más improbable que jamás haya podido ocurrir
porque han pasado millones de años de evolución,
las personas se dispersaron por toda la superficie de esta tierra,
quedaron aisladas unas de otras, se desarrollaron independientemente,
se entremezclaron diferentes razas, pueblos, climas, suelos . . .
No empecé sabiendo todo eso.
Pero a través de la observación, la lectura, la investigación,
la discusión, las preguntas y por último
a través de mi pelea por llegar a la cima,
ésa es la conclusión a la que he llegado.
Li Kuan Yew


El actual gobierno de Mauricio Macri cumplirá sus proverbiales 100 días mañana, 19 de marzo, de modo que, según los cánones no escritos de las transiciones democráticas lo que habría que hacer es someter a un análisis crítico detallado las medidas que ha adoptado hasta ahora.

No es lo que haremos aquí. Hay dos circunstancias que justifican, al menos hasta cierto punto, que no haya necesidad de abundar demasiado en detalles. En primer lugar, Macri no es un desconocido en la política argentina; ha estado ocho años al frente del gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires. En segundo lugar, la fuerte orientación liberal del equipo de personas que lo rodea es algo público y notorio. Macri y su equipo proceden según el manual y a ese manual ya lo conocemos casi de memoria. De modo que todo lo que hizo Macri y su gente en estos últimos 100 días no sorprende en absoluto.

En este contexto, durante los años del kirchnerato, el arco político al que Macri representa no se cansó de hacernos constantemente la pregunta de por qué no imitábamos "a los países exitosos" como, por ejemplo, Brasil o Chile. Pues bien; considerando como está Brasil ahora, lo menos que uno puede decir es que menos mal que no se nos ocurrió imitarlo. Y no es porque nosotros estemos mucho mejor, pero si lo hubiésemos hecho "a la brasilera" tampoco estaríamos en el club de los exitosos consumiendo caviar y festejando con champaña. Pregúntenle a Lula y a Dilma. Y en cuanto a Chile lo mínimo que se puede decir del país transandino es que está muy en la cuerda floja, haciendo malabarismos para mantenerse y no caer (demasiado).  De modo y manera que, si se trata de imitar, yo diría que es hora de buscar otros modelos. Por eso es que se me ocurrió hacer un pequeño aporte a la confusión general y proponer como "modelo" a Singapur.

Sí. No me miren con esa cara. ¿Por qué no Singapur?

Me explico:

Desde el punto de vista geográfico y demográfico, Singapur no es un país demasiado privilegiado. Formado por 63 islas e islotes al Sur de la Malasia peninsular, es – con 719 km2 – el hogar de unas 5,5 millones de personas que forman un conglomerado multiétnico compuesto por 74% de chinos, 13% de malayos, 9% de indios y un 4% de euroasiáticos varios. 

Su historia durante los últimos siglos tampoco es algo excepcionalmente favorable. Colonia inglesa entre 1819 y 1942, fue ocupada por los japoneses entre 1942 y 1945. Volvió a quedar bajo influencia inglesa entre 1945 y 1965 – fusionada con Malasia entre 1963 y 1965 – año en que obtuvo la independencia.

Así y todo, siendo pequeño, complicado y muy sufrido, actualmente Singapur es:
  • El lugar del mundo en donde es más sencillo hacer negocios (según el Banco Mundial, clasificación lograda durante los últimos 10 años consecutivos)
  • La nación más al día en materia tecnológica (seg. Economist Intelligence Unit).
  • Una de las mejores ciudades para realizar encuentros internacionales (seg. Union of International Associations)
  • La ciudad con el mejor potencial para inversiones (seg. Business Environment Risk Intelligence)
  • El segundo país más competitivo del mundo (seg. World Economic Forum)
  • El tercer centro más importante del mundo en intercambio de divisas.
  • El cuarto centro financiero más grande del mundo
  • El tercer centro más grande del mundo en materia de refinamiento de petróleo
  • Uno de los dos puertos más grandes del mundo para el manejo de contenedores.
  • El país con el mejor aeropuerto del mundo [1]
  • El único país asiático con una calificación de AAA otorgada por todas las agencias calificadoras de riesgo.
  • El país líder de Asia y ocupando el puesto N° 11 a nivel global considerando el Índice de Desarrollo Humano (seg. Naciones Unidas).


En Singapur el 90% de los ciudadanos es propietario de su vivienda. El país tiene uno de los ingresos per cápita más altos del mundo y esto con impuestos bajos. [2]

El arquitecto de esta construcción política fue un hombre llamado Li Kuan Yew. De etnia china y educado en Inglaterra, Li Kuan Yew determinó el curso de la política de Singapur durante prácticamente medio siglo. Desde 1959 hasta pocos años antes de su fallecimiento en  2015, desde distintos puestos políticos fue su mano la que manejó el timón de la nación hasta su situación actual.
¿En qué se basó su "modelo"?  En las tres funciones esenciales del Estado: síntesis, planificación y conducción.
Li Kuan Yew

Por de pronto se ocupó de que el Estado ejerciera su función de síntesis y armonización para evitar la guerra cultural entre las etnias que conviven en el lugar. Por ejemplo, en un país poblado por chinos, malayos, indios y euroasiáticos Li Kuan Yew determinó que el idioma oficial del Estado sería el inglés que facilitaría la conexión de Singapur con el mundo. [3] De este modo mientras que por un lado se basaba sobre un conocimiento preexistente (habiendo sido colonia británica, al momento de la independencia muchos hablaban o al menos chapurreaban el inglés de algún modo), por el otro lado permitió que cada etnia cultivara su propio idioma natal en forma paralela al idioma oficial obligatorio para todos en las escuelas. Con muchas medidas similares a ésta, tendientes a lograr la síntesis de la pluralidad, se consiguió que en Singapur – a pesar de las rispideces que genera en forma inevitable la diversidad étnica y la multiculturalidad social – no existan "grietas" etnoculturales o etnopolíticas insalvables.

La otra cosa que hay que saber es que Singapur no es el producto de ninguna casualidad ni de ningún "golpe de suerte". Al separarse de Malasia era una sociedad desgarrada por enfrentamientos políticos, y raciales, pobreza extrema y delincuencia descontrolada. Cincuenta años después es hoy la sociedad que ya describimos. El secreto fue la planificación y la casi obsesión de Li Kuan Yew por la educación, la investigación y la innovación que produjo, no una economía planificada al estilo soviético sino una política planificada con previsiones para diferentes escenarios dentro de la cual una economía eficiente tendría amplios espacios para desarrollar sus actividades.

Y que esa política se concretara fue algo de cuya conducción Li Kuan Yew se ocupó en forma personal. Dejando de lado el mito liberal de la necesidad de constantes alternancias en el poder, Yew se encargó de establecer una conducción continua y coherente. Dentro de un sistema parlamentarista, fue primer ministro antes de la independencia de Singapur (1959-1965), continuó siéndolo después (1965-1990), asumió el cargo de "Ministro Senior" cuando ya comenzó a dejar el poder en otras manos (1990-2004) y pasó a ser "Ministro Mentor" en sus últimos años (2004-2011). Lo realmente notable es que no buscó una permanencia en el poder por egolatría o ventaja personal sino, todo lo contrario, lo hizo para garantizar la ejecución del plan de acción política establecido y poder entregarlo con buenas garantías de funcionamiento a las generaciones futuras. En una entrevista televisiva explicó con claridad su estrategia en este sentido:
"En un mundo que ha cambiado tenemos que encontrar un nicho para nosotros; pequeños rincones en los cuales, a pesar de nuestro tamaño pequeño, podamos desempeñar un papel útil para el mundo. Para hacer eso, usted necesitará gente en los niveles más altos; necesitará decisores que tengan buena capacidad de previsión, buenos cerebros, que estén abiertos a nuevas ideas y que sean capaces de aprovechar las oportunidades del modo en que lo hicimos nosotros. (...) Mi trabajo en realidad consistió en encontrar a mis sucesores. Los encontré y allí están. El trabajo de ellos será encontrar a quienes los sucederán. De modo que debe existir esta continua renovación de personas talentosas, dedicadas, honestas y capaces, que harán cosas no para ellas mismas sino para la gente y para el país. Si mis sucesores logran hallar a esas personas, éstas continuarán por otra generación más y el ciclo se repetirá. En el momento en que ese ciclo se rompa, lo construido desaparecerá." [4]
En vista de todo esto, ¿por qué no adoptamos el modelo de Singapur?

Bueno; por un lado reconozcamos que no es tan fácil y que no todo es tan brillante como lo vinimos describiendo hasta ahora. Decididamente no se trata de tomar una hoja de papel de calcar y copiar. Aun siendo perfectamente posible tomar el ejemplo de Singapur como guía orientadora, hay mucho trabajo de adaptación y ajuste para hacer.

Por de pronto, Singapur es un Estado pequeño. Muy pequeño. Con 719 km2 podría caber más de 31 veces en la provincia de Tucumán, pero con 5,5 millones de habitantes posee casi 4 veces la población de esa provincia. [5] No es fácil comparar Singapur con la Argentina, eso es indiscutible. Por el otro lado tampoco deja de ser verdad que Singapur tiene una deuda externa tremenda que puede llegar a convertirse en un fenomenal dolor de cabeza si se dan circunstancias económicas mundiales muy adversas.

Pero el motivo por el cual nuestros insignes políticos y economistas nunca tomarán a Singapur como punto de referencia no tiene mucho que ver con estas cuestiones. El problema básico con el que se enfrentan es que Singapur en realidad no es una democracia. Es una meritocracia construida sobre un capitalismo sin privilegios injustificados y un socialismo sin resentimientos sociales de clase. Obviamente hay redes de asistencia que atienden a los necesitados pero en lo fundamental el criterio es que el que no trabaja no come y el que trabaja debe producir al menos el equivalente de lo que consume. Por lo que, si consume mucho, tendrá que trabajar mucho o producir algo de gran valor para la sociedad. Y viceversa: si consume poco es porque, o bien trabajó poco, o bien produjo algo que la sociedad no aprecia demasiado.

Y el mayor problema de todos es que una meritocracia como ésa solo la puede construir un Estado libre de corrupción, con estrategias a largo plazo y muy poca tolerancia con cualquier tipo de crimen.

En Singapur eso se ha logrado y las encuestas de Gallup muestran que el 84% de los habitantes confía en el gobierno y el 85% está satisfecho con el sistema jurídico y las cortes de justicia. [6] Uno de los índices de aceptación más altos del mundo.

Los que dicen que saben, dicen que en China han estudiado con gran nivel de detalle el fenómeno de Singapur y en muchos casos lo han tomado como punto de referencia o, por lo menos, como fuente de inspiración.

A los 100 días de su gobierno, yo le regalaría a Mauricio Macri una buena biografía de Li Kuan Yew.

Si la lee (y la entiende), seguramente le servirá de algo.


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NOTAS:
1)- Según World Airport Awards de Skytrax  (Cf. http://www.worldairportawards.com/) premio otorgado por séptima vez y por cuarto año consecutivo (Cf. http://www.infobae.com/2016/03/17/1797856-cuales-son-los-10-mejores-aeropuertos-del-mundo)
2) - Según el Banco Mundial, en 2014 Singapur ocupaba el cuarto puesto entre los países de mayor ingreso per cápita, precedido solamente por Qatar, Macao y Luxemburgo. Aunque también podría considerárselo en el tercer puesto ya que Quatar y Macao prácticamente empataban en el primero.  Cf. http://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.PCAP.PP.CD?order=wbapi_data_value_2014+wbapi_data_value+wbapi_data_value-last&sort=desc - Consultado el 08/02/2016
3)- A pesar de que Yew era un gran cultivador del mandarín llegando hasta a publicar un libro sobre el idioma (Keeping My Mandarin Alive = Manteniendo vivo a mi mandarín) no quiso imponer su propio idioma como oficial.
4)- Entrevista en la Televisión Central China (CCTV - China Central Television) 12/06/2005
5)- Provincia de Tucumán: superficie, 22.524 km2; población  (censo 2010) 1.448.200 habitantes.
6)- Cf. http://www.gallup.com/opinion/gallup/182141/lee-kuan-ye